Queremos comenzar nuestras palabras agradeciendo a las asociaciones de vecinos de “Zaragoza Antigua” y de “Conde Aranda”” este homenaje a la Farmacia Mateos.

La historia de la Farmacia comienza hace casi un siglo. Inaugurada por D. Jesús Tomás Hasta Montanel en 1934 y traspasada a D. Luis Sierra Lahoz en agosto de 1936 que ejerció en ella hasta 1940, momento en el que dio el paso al farmacéutico D. Daniel Montañes Villanueva.

En 1954, José Manuel Mateos Iguacel, nuestro padre, se licenció en Farmacia por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, y el 30 de mayo de 1957 adquirió dicha farmacia situada en el número 53 de la calle Conde de Aranda, entonces llamada General Franco, de Zaragoza. Tanto él, como el auxiliar Luis Ballestín, trabajaron dedicados a la salud de los pacientes durante varias décadas, hasta su jubilación.

Poco a poco nos fuimos incorporando nosotras, primero Ana (que se hizo cargo de la farmacia en 1997) y luego Teresa Mateos Lardiés (en 2006), y aquí estamos…, como siempre, intentando dar lo mejor de nosotras para mejorar la salud y calidad de vida de nuestros pacientes y usuarios.

Hemos comenzado dando las gracias por este homenaje y reconocimiento a la trayectoria y a la atención de nuestra farmacia, de la Farmacia Mateos. Es un homenaje que nos hace una especial ilusión y que tiene una matiz muy emotivo para nosotras…. Tanto por ser las que recogemos el reconocimiento a la labor de todos nuestros antecesores…., como por todo lo que conllevan estas palabras.

Queremos dedicar este homenaje a todos los profesionales que han pasado por la farmacia Mateos a lo largo de toda la existencia de la misma, a nuestros pacientes y usuarios que nos aportáis tanto y por los que día a día nos esforzamos en mejorar y, por supuesto, a nuestros familiares…, que además de querernos de forma incondicional, nos hacen ser cómo somos.

Hemos crecido en y con el barrio, os hemos visto crecer y nos habéis visto crecer , nos consideramos una misma familia. Son muchos los recuerdos y anécdotas que hemos compartido, momentos buenos y momentos no tan bueno. Han cambiado los pacientes y ha cambiado la farmacia en estas décadas. En aquella época la esperanza de vida era de 65 años, ahora es de más de 80. Antes, apenas había unos centenares de medicamentos disponibles, ahora superan los 20.000. Los pedidos al almacén se hacían por teléfono, ahora se envían en segundos. El médico prescribía en una hoja de papel, ahora la receta electrónica nos permite comunicarnos al instante… Pero hay algo que no ha cambiado y que debemos mantener entre todos: el sentimiento de vecindad, la confianza, el encuentro amable, el saber de las vidas de cada uno, el sabernos todos, en definitiva, parte de un grupo de personas con problemas comunes, con nuestro humor, nuestra sensibilidad, nuestro cariño a este barrio y entre nosotros. Porque la farmacia solo tiene sentido si proporciona salud integral, corporal y mental, si está enraizada en la sociedad y este homenaje nos alegra porque supone un reconocimiento a esta voluntad y que sin vosotros no sería posible.

No queremos acabar sin reiterar nuestro agradecimiento: Muchas gracias, a las asociaciones y a todos los vecinos por dejarnos disfrutar de lo que más nos gusta, desarrollar nuestra profesión farmacéutica de una manera asistencial… Muchas gracias